¿Deseas que tú pareja cambie?
- mª jose boix
- 2 dic 2020
- 4 Min. de lectura
Alguna vez te has dicho a ti mismo o, a alguien, refiriéndote a tu pareja: “..ya se dará cuenta y cambiará..” o, ..”si le importo dejará de actuar así”, o ”para demostrarme que me quiere tiene que hacer esto o lo otro”, si es así, te interesa leer este artículo.
¿Vale la pena sacrificar tu día a día, por ese soñado cambio en tu pareja? Recuerda: “La espera...desespera”.
Tú no puedes pedirle a tu pareja que cambie, puesto que no puedes introducirte en su mente, con la finalidad de que recapacite o analice sus actos.
Claro que la vida en pareja requiere de acuerdos, negociaciones, peticiones o cesiones, pero siempre enfocados para el bien de la pareja, y nunca basados en la exigencia o en el reclamo constante.
Las personas cambian por su bien, por decisión propia, no por agradar a los demás, ni convertirse en la pareja ideal de otro, porque eso crea una dependencia emocional peligrosa.
Cuando actúas de esa manera, deseando que tu pareja deje de comportarse de una manera determinada, estás dejándote llevar por las expectativas, y no hay nada más peligroso y más enfocado al fracaso en las relaciones de pareja, y en cualquier tipo de relación, que las expectativas.
A continuación expongo, 4 consecuencias negativas de las expectativas :
· Desengaño, en el caso de que son se cumplan tales expectativas.
· Frustración, cuando deseamos que otro haga lo que nosotros creemos correcto, y no lo hace desemboca en una frustración constante.
· Pérdida del Instante Presente, que es el único que existe, “maquinando”, que esa persona actúe de un modo que no está actuando.
· Victimismo por no hacerme responsable de mi felicidad y dejarla en manos de mi pareja o su forma de actuar.
Una relación de pareja debe basarse en el Amor, respeto, confianza, igualdad, entre otros muchos valores.
Ahora bien, ¿nos aplicamos a nosotros mismos todos esos valores para poder aplicarlos a nuestra pareja? Ese es un aspecto fundamental, que pasamos por alto.
No podemos ofrecer aquello que creemos que no tenemos, y lo peor de todo, es que, en ocasiones, además de pensar que no lo tenemos, exigimos que nuestra pareja nos lo aporte. En ese momento ya no nos encontramos en una zona de igualdad con nuestra pareja, y ahí es cuando esa relación se convierte en peligrosa, ya que, consideramos que nuestra pareja tiene algo que nosotros no tenemos y nos convertimos en adictos emocionales a ello.
¿Cómo podríamos compartir Amor, confianza o respeto, si nosotros no nos amamos, respetamos o confiamos en nosotros mismos? ¿Cómo podemos encontrarnos en una zona de igualdad en nuestra relación de pareja, si consideramos que nuestra pareja nos es igual que nosotros (con las diferencias obvias, por supuesto)?
Cuando nos encontramos en un punto en la relación dónde estamos reclamando (atención, tiempo, “necesidades”), rechazando (conductas, opiniones), o incluso juzgando opiniones, actuaciones) debemos darnos cuenta que quizás estamos intentando solucionar heridas de nuestro pasado.
Quizás de alguna forma, en nuestra infancia, de una manera de la que no somos conscientes, nos abandonaron o nos sentimos abandonados, o nos exigieron demasiado, o incluso nos hirieron, y todas esas heridas que creímos que se habían quedado allí, en el pasado, se vienen con nosotros y aparecen proyectadas en nuestras parejas (ellos pagan los platos rotos de nuestras heridas emocionales).
Entrar en tu interior, y observar con honestidad lo que te ocurrió en tu pasado, no sólo te va a sanar a ti, sino que va a abrir un nuevo camino en tu relación de pareja.
Cuando comienzas a observarte y conocerte, y darte cuenta que la otra persona, no tiene nada que ver con lo que tu sientes, sino que simplemente te está haciendo de “espejo”, y está reflejando aquello que todavía tienes por sanar en tu interior, entonces puedes llegar a una zona de estabilidad y equilibrio donde el papel de tu pareja es esencial, y pasas del reclamo al agradecimiento.
Es importante, en un proceso de crecimiento conjunto con nuestra pareja, reconocer de forma sincera aquellos aspectos de nuestra sombra que vemos reflejados en el otro.
Observar aquello que nos molesta y aquello que no nos gusta y pensar qué tiene que ver con nuestra historia personal y qué aprendizaje podemos extraer. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de convertir a nuestra pareja en nuestro mayor enemigo por motivos que ni siquiera están cercanos a nuestra conciencia.
Cualquier relación de pareja puede constituir, pues, un sector ideal para nuestro trabajo con la sombra, arrojar luz en la oscuridad y permitirnos, al fin, adentrarnos en nuestro propio Yo interno.
Piensa en los conflictos que tienes actualmente con tu pareja: ¿Qué aspectos de ti mismo te están mostrando y no reconoces en ti?
Por ejemplo: una persona que nunca se enfada y nunca muestra su agresividad solo es consciente del sentimiento de enfado cuando este aparece en otra persona como, por ejemplo, su pareja. Quizás esa persona, necesita mostrar su enfado o marcar sus límites en momentos determinados en lugar de reprimir esos sentimientos, y su pareja simplemente se lo está mostrando.
En una relación de pareja, no se hacen las cosas “por tu pareja”, sino que, siempre se hace todo por un “nosotros”, y no existe el sacrificio de ningún tipo.
Siempre nos han enseñado, nuestros padres, la sociedad o el entorno, que hay que sacrificarse por la pareja, y eso es un gran Error, ya que, el Amor Jamás conlleva sacrificio, ni Expectativas.
Todo es compartir, todo es dar, ya que, Dar es lo mismo que Recibir.

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Feliz día a tod@s!
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